Hace poco más de un año, mataban de una paliza a un joven, Iván Robaina, en una conocida calle de bares en Las Palmas de Gran Canaria. La noticia tuvo una enorme cobertura mediática y un despliegue social importante.
El mismo fin de semana en Lanzarote torturaban, golpeaban, ataban de pies y manos y mataban, lanzando el cadaver al mar, a Expedita Santana. Un asesinato con premeditación, se cree que perpetrado por varias personas y todavía sin resolver. La noticia apenas dio para un par de articulillos en prensa y TV. Era una conocida yonqui y prostituta.
Para arrojar un poco de luz sobre el impacto social de la muerte, yo recomendaría echarle un ojo al "Homo Sacer" de Giorgio Agamben (o quizás a "Notas sobre la política", un extracto en partes del primer libro que no requiere quizás tantos conocimientos técnicos filosófico-jurídicos) en donde hay materiales valiosos para pensar en la instrumentalización de la muerte y en la biopolítica.
Para arrojar otro poco de luz y desde una óptica opuesta, un enlace no tan erudito con los miserables temores recurrentes del ciudadano de a pie.
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