martes, 6 de noviembre de 2012

Competiti-ti- titi- tit tt tii ti...

Ejemplar adulto de Titi

Cuando leo o escucho el nombre del nuevo y flamante Ministerio de Economía y Competitividad me poseen unas sobrecogedoras ganas de atentar. 

Esta nomenclatura elegida por el equipo del ministro De Guindos tiene la virtud, como la mayor parte de acciones relevantes de su partido, de polarizar el debate político en nuestro país. En consonancia con su naturaleza, las polarizaciones traen consigo la solo aparente desgracia de pasarse por el forro los matices, las sutilezas, las gamas de grises entre el blanco y el negro, reduciendo la profundidad o amplitud de los discursos pero  haciéndolos más concretos y vehementes. Si alguien tenía dudas de qué significaba ser de izquierdas - una palabra algo difusa en los asquerosos años noventa en los que tuve la mala suerte de criarme- la agenda política que lleva adelante nuestro Gobierno ayuda a disiparlas. 

Ya he apuntado varias veces por aquí la asombrosa capacidad de resolución de estas gentes, que los diferencia de sus predecesores, no solo del Pesoe sino también de sus padres y abuelos franquistas, mucho más atrabiliarios, criados en aquella España de los dos cojones, peor educados y aún no contaminados con la idea de un tipo de progreso a marchas forzadas contrario a las leyes de la biosfera y el groove de la diástole y la sístole. Al menos la siesta, como institución, era antes respetada. Estos tíos y tías son, en efecto, de los del partido de la gente que se levanta temprano, no se saltaron la primera hora en el College y por eso son muy técnicos, tecnócratas, los jovenes ya hablan inglés, ¡por fin!, están preparados para los así llamados "retos de la modernidad", lo cual no quiere decir que en sus cabezas no impere la más galopante demencia, que sean por definición unos bárbaros, ya que la competición es uno de los elementos esenciales de la barbarie.   

Como sabemos, la competitividad es otro de los dogmas del pensamiento neoliberal. Ellos lo destilan de una bella palabra con mucha historia, fundamental para la Modernidad, que se llama libertad. Pero debemos ser un poco más específicos. La acepción de libertad que el establishment conservador utiliza solo hace referencia a la "libertad de empresa". Nada más. Dar la parte por el todo, algo muy común, lleva a grandes errores que estos mamones aprovechan bien para inflar su retórica. La libertad en la pluma de Vargas Llosa... ¡qué fichaje tan peligroso han hecho!

Así, un (neo)liberal no es una persona más libertaria, sino alguien que está a favor del (neo)liberalismo, una teoría económica concreta que no tiene nada que ver, por un lado, con el concepto de libertad que se maneja desde la filosofía y, por otro, con el sentir general de las gentes, ese de estar retozando en medio de las flores y tocando en la guitarra "More than words" in saecula saeculorum. Este tipo de liberación solo es tal en lo que compete a las relaciones económicas de la existencia dentro del capitalismo, por tanto le tiene fobia a cualquier instancia que trate de regularla o disminuirla, como por ejemplo el poder político (que en su mayor parte vive en connivencia con esta fuerza nihilista) o el santísimo derecho a rascarnos los cojones mientras los yuppies se parten el culo a trabajar (comportamiento ejemplar y en vías de extinción al que incluso los yuppies más inspirados se consagran tras una carrera de éxito). Decir "político liberal" es un contrasentido: un buen liberal solo desea que todo lo regule el libre cambio a través de la competitititi. Ocuparse de otras cosas es accesorio, pues éstas vendrán dadas mediante dicha competi, encargada de generar los asuntos de los cuales habremos de ocuparnos en el futuro. Así ha sucedido también en el arte, hasta hace no demasiado la única esfera de lo social en donde el fin en sí mismo era el propio arte, no el top ten de los más vendidos y las galerías y negocietes y los prestigios correlativos que me producen fantasías muy AK-47. En realidad, viéndolo con lejanía -algo difícil si se siguen las noticias- se apunta a una forma de ver la vida o Weltanschauung, si me disculpan el oxímoron, muy marciana, como de gente nerviosa, intranquila, que no saben muy bien qué hacer con sus días. No me extraña que los buenos liberales y neoliberales sufran de stress, infartos e infelicidad crónica en medio de sus lujos, que tengan esa expresión avinagrada, de mirada afilada pero con un ligero extravío y labios finos, así Aznar, así De Guindos, ya que es muy difícil ser sabroso de espíritu y al mismo tiempo neoliberal. 

En resumidas cuentas, la libertad del liberal es la del ir por la sabana luchando para ser Rey León, o reyezuelo, la simple Ley del Más Fuerte. Con gran dureza de tormo, aplican la teoría de la evolución de Darwin a lo humano brindándonos así su particular y reducida idea del progreso, a la que si no te adaptas eres "libre" de ser deglutido y excretado por alguna hiena, algún campeón del negocio que si no puede domeñarte por sí mismo, te manda de regalo a unos poquitos antidisturbios, simpatiquísimos. Ellos parecen presuponer con más malicia que ignorancia que todos salimos del mismo punto de partida y también que queremos compartir su visión fenicia de la existencia, sacrificar nuestras vidas en el altar de la economía. A esto se dedica el Ministerio de Competitividad; nos instala en la jungla, en la City de negocios, y nos pone a comernos los unos a los otros. Los más fuertes sobreviven, se casan y mejoran la raza con rubios retoños.

Sobre competis, prefiero hablar de las carreras a las que, como sabe el parroquiano de este blog, asisto de vez en cuando, amateur y contento con mis 21 km., pero la palabreja es tan despreciable y repugnante, tan miserable, que hasta el deporte mancilla cuando transforma una actividad eminentemente lúdica- y de experiencia interior en el caso de las carreras- en una obsesión por las centésimas de segundo, las clasificaciones y el privilegio del ganador, ya que todo lo que es realmente bueno se hace por sí mismo. Pero será Rayco Ancor el que dará cuenta de todo esto, si somos capaces de leer en los detalles que nos brinda su universo particular, con la mayor exactitud.

Los días difíciles…

Los días difíciles
las mañanas sin nada
las noches de paranoia en la cama
cuando incluso la Play es una farsa
y en la moto hay centímetros cúbicos
gritando por gasofa
cuando solo jamo latas y chopped
y la vida es mascosa
cuando fumo prestado
cuando al llegar a casa
templado, escondiéndome
la piba me mira como una gata
hay mal rollo, es fácil ver
la difícil solución
por muchas vueltas que de
a un asunto superior
como es el del trabajo.
Se dice que en España hay mucho paro
y bueno, es que me da igual
para ser sincero yo no he buscado
mucho, pero algo tengo,
siempre hay un business chico entre mis manos
sobrevivo y palante
¡De mí mi propio amo!
Que trabajen, si quieren, las máquinas.
A pesar de esos días
de momentillos malos
nadie podrá decir que yo vivía
como el resto de esclavos
aunque tenga un modulito de F.P.
siempre fui contra todo
tiene algo de rebelde el ser decente
y currando en Zara Men
segurita de mierda
de pinche en un bar sirviendo hamburguesas
¿no queda el alma muerta?
Yo preferiría no tener móvil
ni una moto siquiera
e incluso ir por la vida sin camisa
para no sufrir pena
porque a veces es bueno ser radical
y llamar a lo normal
dándole vuelta y vuelta
con un nombre que a todos les gusta usar
sin entender. Libertad.