jueves, 20 de marzo de 2014

Ya no me gusta

Justo el día en el que decido escribir sobre ello, FB me manda este mensaje al email, que me viene que ni pintado para la cabecera de este artículo. Gracias, Satán.


Por diversas razones, últimamente el Facebook me la come bastante. Pensaba en estos días anunciar, en el mismo muro, mi cuasi retirada de la red social. Cuasi, porque no voy a cancelar mi cuenta sino solo a hacer un uso muy esporádico de la misma, con una baja participación y una baja presencia, solución ésta que podrá parecerles una mariconada; o te piras o te quedas, love it or leave it. Pero ya el hecho de anunciar esto en el muro resultaba contradictorio. "Queridos amigos, les comunico que a partir de ahora voy a entrar poco en Facebook // Liebe Freunde, leider werde ich bla bla bla". Así que he decidido notificar mi decisión a través de este espacio, pirueta igualmente absurda pero que, al menos, me sirve para darle cariño al blog, algo abandonado últimamente, y de paso rajar a gusto acerca de nuestra querida red social. 

Allá por el 2008 abrí mi cuenta, antes de que FB gozase de la popularidad y de la importancia en la vida íntima de las gentes que ahora tiene. En pocos meses la cerré porque me pareció una gilipollez, otra imbecilidad más de estos tiempos modernos, servidumbre electiva. Como se sabe, muchas manifestaciones culturales que ahora son parte integral de nuestro conocimiento comenzaron siendo soberanas estupideces, como por ejemplo el género de la novela o el cine. La psicología de un Bergman o la pasión de un Pasolini son descendientes de un invento- el cinematógrafo- cuyos primeros productos eran puro entretenimiento, gags para provocar la risa fácil o el susto. Que el FB o las redes sociales tengan o vayan a tener la preeminencia que ha tenido el cine en la cultura es un debate que se me escapa, y que tampoco me interesa demasiado. El caso es que, después de un tiempo, volví a abrir mi cuenta (aunque la canceles basta poner tu email y clave para que se active de nuevo) y he llegado a hacer, según veo ahora, un uso más o menos intenso de ella.

Facebook es una reducción de la realidad, una representación, una manera concreta de "gestionar" nuestras relaciones sociales. Es, en apariencia, una herramienta de comunicación. Los medios, las herramientas son objetos que sirven para determinados propósitos, buenos o malos. El subfusil AK-47 también es una herramienta: por medio de la violencia libera o somete a los seres humanos, dependiendo de quién la tenga en las manos y a quién se dirijan sus mortíferos efectos. Gracias a FB miles de personas han salido a la calle a reivindicar cosas diversas. Gracias a FB unos señores se están forrando mientras nosotros gratuitamente les llenamos el chiringuito de contenidos. Pero, tras esa aparente neutralidad, sabemos bien quién está detrás de todo: la CIA y Satanás. Y no se trata de ninguna vaporosa teoría de la conspiración. Existen datos fehacientes que demuestran cómo la CIA y el Maligno, en trabajo conjunto, son los creadores de esta red social, que no tiene otro propósito que convertirnos en unos sujetos viciosos, alienados y sin autonomía en este apocalipsis capitalista en el que nos encontramos. Pero bueno, en fin... como no tenemos pensado mañana poner una bomba para acabar de una vez por todas con esta sociedad degenerada, ni creemos que vayamos a ir al infierno por ser indignos de Dios, empocilgados a diario en la más absoluta miseria moral, cotilleando en las deyecciones narcisistas del prójimo, continuamos dándole muy fuerte al "inicio" sin mayores preocupaciones. Después de todo, no somos terroristas (ni ángeles). Y está bien que así sea. 

Facebook es, pues, una herramienta (neutral) de representación en Internet fabricada por la CIA en colaboración con Belcebú. Facebook nos representa en la comunidad virtual. 

La representación es un temita que se las trae. En los estudios artísticos es una idea en la que se insiste mucho; como creadores de imágenes se nos exige que conozcamos bien los entresijos de este concepto para no confundirlo con la realidad. Representación y realidad son dos conceptos distintos pero muy familiares, que se relacionan entre sí de modo constante. Una foto de un niño hambriento es una representación de la realidad de la miseria. La fotografía, la imagen en sí misma, no es ninguna realidad; es una configuración concreta, un "punto de vista" codificado de diversas maneras (hablando mal y pronto, una ficción) que sin embargo no niega el rotundo hecho de que la miseria exista, de que es absolutamente real e insoportable. Todo esto puede ser muy culebrero y sesudo si se decide bucear en la filosofía, desde Platón y Aristóteles hasta la deconstrucción, o un asunto de Pero Grullo si se ve "Matrix" o se come uno un tripi cargadito.  

El Facebook es muy enganchoso porque, en el contexto y momento histórico en el que nos encontramos, consigue generar una identificación de los usuarios (sujetos reales) con sus representaciones. La CIA y Satán nos dicen que, en libertad, somos dueños y señores a la hora de generar una imagen de nosotros mismos en una plataforma que es igual para todos. Si no supiésemos bien quiénes son sus creadores, parecería que el FB es la última y más perfecta forma de organización social. En Facebook descubrimos a nuestro amor, a nuevos amigos, pero también descubrimos que Fulanito- tan encantador fuera de internet- es un fascista como la copa de un pino, o que Menganita, por lo general tan callada y modosita, es campeona local de kickboxing. En Facebook se suben cantidades ingentes de contenidos, la mayoría estupideces y virales, pero también enlaces a documentos realmente interesantes, cosas que están de putísima madre y a las que quizás no habríamos tenido acceso de otra forma. En Facebook se entera uno con velocidad de muchas cosas, liviandades y noticias importantes, cotilleos y asuntos de vida o muerte. FB le facilita al parroquiano un contacto directo y sencillo con sus compadres de toda la vida y algunos nuevos, y la posibilidad de continuar alimentando (o arruinando) la amistad, compartiendo cosas que se despliegan en la pantalla del ordenador o dispositivo móvil. Este punto es importante: cosas que se despliegan en la pantalla del ordenador o dispositivo móvil. Ligamos con Zutana por el FB, pero el polvazo lo echaremos empleando la polla. Salimos a acabar con el fascismo por un llamado colectivo en la red, pero las hostias son en la cabeza; sale sangre y duele.     

No solo accedemos a diverso contenido sino que también podemos expresar nuestra opinión sobre los mismos a través de los comentarios y los "me gusta". Los comentarios de texto existen desde que existen los textos, pero lo del "me gusta" tiene su gracia, un toque particular. Es como una suerte de voto, apoyo o abracito virtual. El usuario modelo de FB vive del "me gusta": la ausencia o presencia de los mismos en determinados momentos modifica efectivamente su relación con la comunidad, dentro y fuera de la red. Hay personas a las que no les ponemos "me gusta" porque nos caen mal o no nos lo ponen a nosotros. Y hay otras veces que los ponemos porque nos conviene amigarnos con alguien. Hay cierto refinamiento retórico en el empleo de los "me gusta", y bastante sinceridad en ellos (como en casi todo Facebook) tanto cuando los ponemos como cuando no. Las reacciones y noticias en FB generan auténticos dramas en algunos casos. De hecho, cuando tratas de cancelar la cuenta se te pide que  voluntariamente expliques los motivos marcando algunas opciones preestablecidas y una de ellas dice algo así como "FB ha hecho un drama de mi vida social". Por otro lado, FB es un espacio pésimo para el debate o la exposición de criterios. Pero lo cierto es que el Facebook va en serio. Muy en serio. Quizás hubiese que prohibirlo, quizás hubiese que nacionalizarlo o ponerlo en manos de los intelectuales al servicio de la Revolución. Algunas personas que se han borrado de la red social me han contado con gran seriedad lo bien que se han sentido después de haberse dado de baja, gozando al fin de su tiempo y su libertad, porque precisamente se tomaron la cosa a pecho: ofrendaron a tontas y a locas parte de su ocio a la empresa californiana, y de repente se dieron cuenta de que ahí se les llegaba la muerte, tan callando. Como no, la CIA y Satán están encantadísimos con esta situación, gozan mucho. No les molesta demasiado que usemos su herramienta para organizar levantamientos en su contra, aunque sea a pedradas, porque lo que importa es que lo hagamos mediante sus propias redes. Y como leen aquí, también me tienen a mí cogido por los huevos, pues no solo no cierro mi cuenta, sino que además doy un testimonio bastante largo sobre mis experiencias y pensamientos en torno a esta red. De alguna manera la he considerado un objeto de reflexión importante. Porca miseria.  


Para terminar y a efectos prácticos: Me aburre el FB, me marea, no quiero que me represente o al menos que me represente tanto, si es que eso es posible. No lo cerraré, como quizás debería, pero lo miraré poco. No pondré mucho me gusta, no me enteraré de lo que se cuece y cómo se cuece (hay otros lugares en donde cocer cosas) ni entraré en animadas charlas, pero recibiré sus mensajes e invitaciones personales porque me llegarán al email. Visitaré cada cierto tiempo los perfiles de la gente a la que quiero y que no tengo cerca, y colgaré de cuando en cuando mis movidas, una expo que haga, un cuadro resultón, un libro, articulito o el día de la salida al mercado de mi próximo disco doble, para que vean esas cosas; las cosas. Las cosas en sí, y no a mí y mi cara bonita, que siempre quedará a su disposición en la "realidad real".