viernes, 12 de febrero de 2010

Rohmeriana (In memoriam)


Mi vecino de enfrente, en la casa de mi madre en Las Palmas, es un político corrupto. Uno de los grandes escándalos de Canarias. Está a la espera de juicio desde hace tiempo y, según se estima, le van a caer bastantes años. Pretendía organizar un desfalco de dinero público asombroso, unas cantidades de disparate, para retirarse en una vida de lujos él, su pareja y unos cuantos amigos. Las cuentas en Suiza ya estaban aguardando ávidas, pero algo salió mal y lo pillaron. Robó miles de millones. Continúa en su casita. 

A mí me toca bajar con él en el ascensor muchas veces, cuando me lo encuentro en el zaguán. Es inevitable hacerlo y tambien es inevitable, de alguna forma, juzgarlo. Ese juicio se traduce en un frío saludo que espero que deje entender laxamente mi reprobación a sus acciones, porque no me atrevo, ni sé si es pertinente, soltarle un "¡Chorizo!" "¡¡Sinvergüenza!!" o reventarle una figurilla de metal de la Catedral de Las Palmas en toda la mamona, qué gustazo.

Así que mi indignación moral me la guardo para otras ocasiones, por ejemplo, para el periódico. Hace poco hicieron una reseña del proceso abierto, un proceso con un tufo a corruptela salvaje, y permitían en Internet que los lectores pudiesen opinar sobre el artículo. Así hice, con saña y algunos datos. Expresé mi cabreo y hablé sobre todo de los ladrones de guante blanco, que controlan influencias en todas partes, surfean la justicia y se quedan tan a gusto en casita, mientras a un machanguillo al que pillan con un par de kilos de coca para pagar la letra del coche lo entalegan con las mismas y sin contemplaciones.

El día del comentario en el periódico, justo al terminar mi invectiva justiciera salí directamente con zapatillas a darme un baño a la playa. Había quedado con un colega. Cerré la puerta de la entrada de mi casa y en el zaguán vi una cucaracha. Una cuca bestial. De día. Para los que no lo sepan, las cucas me dan pánico. Escúchenme bien: PÁNICO. Miedo irracional, incontrolable. Prefiero romperme la boca con cualquier asesino antes que matar y recoger a una de esas bestias demoníacas. Entre temblores y picores, volví a mi casa y cerré la puerta. Eché toneladas de veneno bajo la rendija y no dejaba de mirar por la mirilla, a ver si se movía. Quietita ahí, estaba la muy puta.

Me pareció claro que Dios, el Fatum, el Ser o el Ente, me habían castigado por mi soberbia y mi ira. Justo cuando envié el comentario al periódico salí por la puerta y allí estaba la maldición. Yo seguía observándola, porque mi estado de pánico ante una cuca es de lo más curioso: no puedo dejar de saber donde está y qué hace, pero tampoco puedo hacer nada para matarla. En el móvil, un mensaje. Mi amigo está abajo esperándome, en la moto, para tirar a la playa, zona Cicer. No quedaba alternativa. Tenía que matarla, o saltar sobre ella, para poder meterme en el ascensor. Me cambié las cholas de playa y me puse las de montaña, brutales, suela Vibram, en el caso de que hubiese que llegar al peor de los enfrentamientos. Sin mirar por la mirilla, abrí la puerta y salí temerario. A morir matando.

El corrupto barría el cadaver de la bestia, a la que había abatido, rumbo al WC de su casa.

-Chacho... Qué asco de bichos, colega. No sé ni como pudo llegar aquí, al noveno- me dijo

En medio de una paz espiritual absoluta, me subí al ascensor y le contesté timorato:

-Sí, sí, es increible...  

jueves, 4 de febrero de 2010

Easy


  Libertad de asientos

EasyJet no asigna asientos, y puede elegir donde sentarse cuando embarque en el avión. Se embarca en orden de prioridad, sin embargo, cuanto antes facture más opciones tendrá. Con Speedy Boarding y Speedy Boarding Plus podrá elegir los mejores asientos, pero no podemos permitirle reservar asientos para los acompañantes que no han pagado por este servicio. 

Queremos que todos nuestros pasajeros tengan libertad de elegir donde sentarse 


Es raro ver en tan resumidas líneas y tan bien expuesta la idea de Libertad establecida en nuestra sociedad capitalista contemporánea. Hay que ser un buen alquimista de las palabras para poder expresarla con tanta justeza. Y haber volado con Easy Jet para comprenderla en su contexto.

Qué extraño que no hablen de la Libertad de comer lo que se quiera. 

A esta estética libertaria podríamos añadir la metáfora de la piñata, que siempre me ha gustado mucho; el palo del niño ciego al saco del tesoro, el combate rabioso y animal de los infantes, y el adulto proteccionista que le quita algo al mas bruto y se lo da al lloroso escuchimizado.