lunes, 17 de diciembre de 2012

Las cuatro fases

Voy a desbarrar. Déjenme.


Un amigo de un amigo de un amigo de un amigo del Facebook: una persona normal.

Existen cuatro fases de conciencia ante el hecho artístico, por orden jerárquico.

1) La barbarie. La barbarie es lo normal. Lo que hay. Por ejemplo, ahí tienes a un tío -o tía- que estudió administración de empresas, enfermería o cualquier otra cosa con salida y que respecto a las manifestaciones artísticas lo tiene claro; sabe lo que le gusta y lo que no. Esto viene a significar que sabe lo que es bueno y lo que no, independientemente del (poco) tiempo que le haya dedicado a la cuestión del gusto. "Sobre gustos no hay nada escrito" y "para gustos, colores". En la barbarie, hay unos pocos artistas currantes que saben hacer las cosas bien, tienen técnica y emplean mucho tiempo en terminar sus trabajos, y otros impostores que solo quieren tomarle el pelo a la gente. De entre los últimos hay algunos que incluso han sido encumbrados a la fama por los críticos de arte y supuestos entendidos. Sea lo que sea, digan lo que digan los expertos, está claro que un tipo que llega y hace cuatro manchas sobre un lienzo, como podría hacer cualquier niño de cuatro años, no puede reírse de una persona con sentido común, así nuestro administrador de empresas o enfermer@. De fondo, suena Mike Oldfield. Se oye hablar de que si los políticos y banqueros (la misma cosa indivisible) son unos hijos de puta. De Merkel, de los alemanes, de cuándo saldremos de la crisis. De la guerra de los sexos. La vida es así. Tiene sus cosas. Y son cosas, por lo normal, normales.

No es el de Duchamp

2) El discurso institucional. A partir de la crítica radical que supuso el famosísimo urinario de Duchamp y el concepto (u ocurrencia) del ready made, las artes plásticas no pueden ser definidas a partir de valores fijos sino solo en relación al contexto en el que éstas se producen. Se ha hecho imposible emitir juicios desde el objeto artístico sin conocer en profundidad el hecho artístico, esto es, toda la cadena de fenómenos que van desde la intención inicial del artista, pasan por el filtro de los expertos, (críticos, curators, galeristas, coleccionistas, otros artistas, etc) y se exponen en determinados lugares (salas, galerías, ferias, bienales, internet, etc) hasta llegar al espectador. Si no cumple todo este proceso el arte no puede definirse como tal. La institución busca crear consensos y fundamentar valores en un espacio tan plural y mutable como lo es nuestra sociedad actual, lleno de credos diversos y maneras de vivir antitéticas, lo que significa tener que apelar por obligación al conocimiento experto dada la complejidad simbólica del mundo. El arte hay que entenderlo, igual que la física nuclear o la neurobiología. Si no, ¿cuál es el sentido de las universidades de arte? Es difícil de entender para el profano, pero una lata con mierda puede llegar a ser una obra maestra. Si no te gusta, argumenta tu disgusto. Ganará el argumento más fuerte. Y si no, cállate la boca que no tienes ni puta idea.


Intento convencerme de que es así

3) Nihilismo. Nietzsche dijo que su filosofía duraría dos siglos. Ya vamos por el segundo. La muerte de Dios y con ella la muerte de los valores, en todos los niveles, acabó con una civilización occidental que incluso cuando se ha extendido por el globo con aparente éxito, huye agonizando hacia adelante en una escapada irracional no se sabe bien a dónde. Bueno, sí se sabe, a nuestra destrucción. Vivimos encima de una tabula rasa, un yermo paradójicamente lleno de cachivaches- un "todo a un euro" del espíritu- intercambiables entre sí. En verdad, nos guste o no, todo vale. Respecto a las artes, los consensos a los que llega la institución no son más que simulacros de verdad, espejismos que ayudan a distraernos del vacío o mecanismos interesados con los que hacer dinerito, y a vivir que son dos días. Una escena: Paseamos por una feria de arte o una bienal, en donde se muestra el trabajo de los mejores exponentes del arte contemporaneo. A pesar de que comprendemos el "mensaje" (somos unos expertos que han superado la fase número dos) todo nos parece un sinsentido, un despliegue de formas deslabazado, una puerta sin quicio, un parque de atracciones, una pecera con sofisticadísimos adornos que no puede dar cuenta de nada más allá de sus cristales. Seguimos paseando sumidos en nuestros oscuros pensamientos y de pronto nos encontramos con un amigo (también experto) que está fascinado ante el nivel y la calidad de las propuestas de dicho evento. Todo lo que hay es bueno, nos dice. Y nos lo explica con argumentos de peso. Todo lo que hay es malo, le respondemos. Y se lo explicamos con argumentos de peso. ¿Cuestiones de gusto? No, de endorfinas.  

 
Zurbarán creía en Dios y por eso pintaba maravillas. Tú y yo no creemos nada y por eso pintamos (o enlatamos) mierda. 

4) Compromiso. Cuando la contemplación de la propia punta del pie bañada por el sol del domingo resulta más valiosa y enriquecedora que admirar la más fastuosa de las obras de arte es que posiblemente (posiblemente...) hayamos llegado a un nivel de compresión estético elevado. Los museos son lugares en los que hay que refugiarse solo cuando hay mal tiempo. Hacer arte a día de hoy es producir zombies, no-muertos. Un vicio. Una inercia. La única vía de producir necesidad que tiene el arte se abre cuando éste sale de sí mismo. Podemos forzarlo a comprometerse. El compromiso puede cobrar muchas formas -pero no todas- y siempre pone en peligro a la obra de arte. En general, comprometiéndonos perdemos. El compromiso podría ser, hoy 17 de diciembre de 2012, el comunismo. ¡Toma ya! Podría ser también Dios Padre y la Revelación. O la poesía. Pero sobre poesía es mejor no decir demasiado. Quizás sí solo dos cositas muy breves: 1) se aloja en el interior del huevo 2) el choco se come entero.

Pd. Como apunte para desengrasar los sesos de tantos arcanos, qué gracia que alguien pueda llegar a imaginarse a un artista haciendo garabatos mironianos para reírse de los espectadores. "¡Jajaja! Voy a hacer cuatro rayones para tomarle el pelo a la gente diciéndole que es una obra de arte, ¡síiiii, jajaja!"

No hay comentarios: