viernes, 20 de mayo de 2011

20. Mai (Querido diario íntimo)



Ayer asistí a la concentración en apoyo a las protestas del 15M frente a la Embajada de España en Berlín. Fui con Alby, mi compi de piso eterno, Francho y su hija de cuatro años, Amanda. Había mucha gente, más de doscientas personas. El ambiente me sorprendió gratamente pues esperaba ver a unos pocos jóvenes balando consignas rabiosas, españoleo de cerveceo y batukada, que era a lo que yo iba. Sin embargo me encontré con dos grandes círculos de peña sentados en el césped, discutiendo asuntos. No llegué a escuchar qué se decía o cómo se planteaban los próximos movimientos (sé que para mañana hay una manifestación en la Brandeburger Tor a la que iré) pero el panorama me resultó pasmosamente serio, calmado e incluso un ligero pelín solemne. Más bien parecía una reunión de trabajo con un nivel organizativo muy efectivo. Y supongo que eso era lo que era: una reunión de trabajo organizada por gente sin trabajo y con formación universitaria. Así que como allí no pintábamos mucho y no acabamos de inmiscuirnos en las labores concretas de los comités, por vergüencita o pereza burguesa, nos dimos un paseo por el Tiergarten. 

A la vuelta Francho agarró de nuevo su perreta de la última semana, que en realidad se remonta a los años de universidad. Lo camp. El hombre vuelve a estar obseso con el concepto de lo camp, una suerte de extravagancia, especialidad o gusto por lo bizarro pero de lectura fácil, que piensa que tiene mucho que ver con su pintura. Yo supe en algún momento diferenciar camp de kitsch, lo olvidé y no estoy especialmente interesado en volver a saberlo. La conversación en el coche (coche en Berlín... ¡menudo coñazo!) derivó después a Klosterfelde. Martin Klosterfelde es uno de los galeristas más potentes de Berlín. Francho trabaja de montador en su galería y dice que allí nada más que se exponen mierdas. Para el que no lo sepa, Francho es un pintor como la copa de un pino conocido solo entre sus amigos (iba a enlazar aquí su web pero ya no está operativa) "Todo hecho de cualquier manera" me aseguraba él "viene un tipo, el artista o el asistente, hace una mierda en dos horas y nunca más lo vuelves a ver hasta el día de la inauguración" En la inauguración de la Gallery Weekend de Klosterfelde, Martin, el boss, un pollito cuarentón cool, pijito y mundano al mismo tiempo, que se nota a kilómetros que fue mecido en una cuna con cojines rellenos de dinero, se pone detrás de la barra a servir cervezas gratis hasta que se aburre cuando deja de jugar a ser camarero y se convierte en camarero. Luego, según las fidedignas filtraciones que me llegan, no le paga a sus trabajadores en meses y le debe decenas de miles de euros a varias personas. Asiste regularmente a las ferias de arte más importantes del mundo. Por vergüenza ajena no diré cuánto hay que pagar por un stand en Art Basel. Sumidos en incomprensión, pensamos en las basuras que expone Klosterfelde y en el 15M, hasta que cambiamos de tema. 

Después de mirar las evoluciones de las protestas en Internet, me lanzo un documental sobre Mahler bastante interesante. Me acuerdo de la conversación sobre lo camp, no porque Mahler sea camp, sino porque en el documental Pierre Boulez o Claudio Abbado- no recuerdo quién- habla sobre la sorpresa,  sobre ese punto exacto que Mahler tiene y que hace pasar la música sinfónica del S. XIX hacia la del XX. Entonces pienso que, camp o no camp, eso es más o menos de lo que hablábamos por la tarde. Me acuerdo del gordo Bloom que decía en su Canon que "las grandes obras de arte"- así de orondo se expresaba- albergaban en sí el momento de la sorpresa, una extrañeza difícil de definir que se inserta en un referente anterior, que toma un gran cuerpo estético con una tradición y reglas marcadas, y lo cambia con un gesto ligero pero completamente transformador. Pensé en las sinfonías de Bruckner en comparación con las de Mahler. Boulez dice que no hay que hacerlo, pero yo lo hago porque soy un burro y puedo. "Ajá..." me digo a mí mismo. Efectivamente hay una extrañeza o extravagancia o sorpresa o momento misterioso de más en Mahler con relación a Bruckner. Esto me hace pensar en la evolución en el arte, y aquí tengo que parar, no quiero pensar en eso ahora. Sin embargo creo que esto es a donde Francho quiere llegar, una suerte de bizarrismo sutilísimo, la búsqueda de una sensación, que hace que, por ejemplo, un retrato que apenas se diferencia de otro más mediocre, por obra de un punto casi indefinible, difícil de describir con palabras, cobre otra entidad cualitativa. Estoy seguro de que Klosterfelde no piensa en esto y por eso en su galería solo hay mierda. 

Pensar en Mahler me llevó directamente a los Guns n´ Roses. En mi más tierna infancia me gustaban bastante los Guns, escuchaba sus discos con pasión, pero había una canción en particular que llevaba en sí esa especialidad y extrañeza casi hechicera. "November Rain" y muy, muy en concreto su última parte era a mi oído una suerte de enigma musical inasible, mágico, igual que lo es ahora Mahler. Con Mahler, según parece, uno puede reencontrarse con esa sensación (puedo decir ¿original?) una y otra vez, acepta mil visitas y escuchas, al igual que los buenos libros. Con "November Rain" que después de todo es una horterada, la magia acaba antes, aunque una oidíta de vez en cuando todavía soporta. En cualquier caso, ese instante o acontecimiento, de descubrimiento de algo más que se escapa o nos supera, que ya puestos a lanzarnos a sensaciones estéticas viejunas de alto standing se asemeja a la contemplación pasiva de la Naturaleza, ese dejarse ir o Gelassenheit- mirar y entender sin voluntad de juzgar- es igual de verdadero con Mahler que con los Guns. Mahler da más juego porque es más complejo, aunque dar en ese clavo, ya sea en forma de música culta, rocanrol adolescente o pintura, es la cosa. "Esa, esa, esa es la cosa" me repetí.

Luego volví a pensar en Francho, en Klosterfelde, el simpático moroso y sus mierdas "puestas de cualquier manera", hasta que un amigo alemán que vive en Noruega me envió un mail preguntándome si en España había llegado la Revolución. Le dije que parecía que sí, que la cosa se estaba poniendo bien, que yo estaba muy contento. Me acosté a dormir y me quedé frito al instante. Hoy me levanté a las siete, potente como un mulo.        

3 comentarios:

ML dijo...

Hoy he tenido una de esas conversaciones triviales con mi hermano, en la que me comentaba que una conocida suya, joven y en paro desde hace meses, ha decidido comprarse un coche, ha sacado parte de sus ahorros y el resto se lo ha financiado la Caixa. La culpa la tiene la Caixa de dar dinero.... (Afortunadamente los inmigrantes indeseados han dejado paso a los banqueros corruptos)
Espeluznante, y no he podido menos que pensar en tu texto sobre la invasión de la Bruja Avería, y creo que es más que pertinente en este momento en la que unos “pocos” se han reunido para hacer ruido en pro de un manifiesto que denominan DEMOCRACIA REAL YA.
Soy escéptica con respecto a que lo que está pasando sirva de algo, excepto para liberarnos por unos segundos en los telediarios de la continua verborrea demagógica de los políticos, para sacudirnos la mala conciencia de que somos jóvenes y estamos amodorrados incapaces de “reaccionar” ante todo o para escuchar nuevamente la “magia” de Facebook (que va más allá del botón de me gusta).
Pero me sorprende el “lema”, “slogan” o lo que quiera que sea que ha suscitado las movilizaciones, porque creo que el problema de lo que está sucediendo no tiene nada que ver con la democracia (amén), sino precisamente con el capitalismo y las consecuencias de éste.
Hace algún tiempo hemos dejado de mirar a Estados Unidos como el centro del mundo, excepto en contadas ocasiones como lo pintoresco de que en la Casa blanca esté ocupada por un negro, pero esto ya está superado, ahora volvemos la cabeza hacía el otro lado, como pj hacia la Merkel, con la seguridad de que su barco no se hunde, y que además es grande, resistente, lustroso y caben en él cuantos quieren subirse (siempre y cuando sean gentes de provecho, claro).
Si, efectivamente Alemania está así, porque la bruja Avería no ha desplegado aún todas sus desconexiones como ha sucedido aquí ( quizás tenga que ver el clima ejem).
La inestabilidad social que estamos viviendo no es un problema democrático es mas bien cultural y estructural.
Lo que nos ha llevado a esta deriva es ni más ni menos que el capitalismo y sus consecuencias: la cultura del consumo. Si echas un vistazo a la página de Democracia real ya, hay consignas como: Nuestro dinero no es para el banquero, el oro del banquero la sangre del obrero, tenemos la solución los banqueros a prisión... Pero quien pensó en lo cabrón que era el banquero cuando decidió pedir un préstamo para el coche, el televisor de plasma, el crucero de un mes por El mediterráneo o las tetas nuevas?.
El banquero nos ha seducido, y nosotros hemos caído como moscas, pero pobrecillos... A ver si va tener la culpa de todos los males del mundo, y en cuanto a las políticas están influenciadas por las conductas del consumo, sus intereses son los de unos pocos, y da igual que sean de derechas de izquierdas o de ambigüedad espacial.
Por último añadir que tener carrera universitaria, no es suficiente para conseguir un “buen trabajo”, hace falta talento. Hace falta talento, y plantearse a reflexionar lo preparado que se necesita estar para tener un perro de marca y si éste se puede sustituir por un chucho recogido de algún albergue, menos agraciado estéticamente pero con la misma función.
En fin... Que quizás sea momento de dejar de buscar culpables y cambiar de actitud.

José Otero dijo...

Querida ML, gracias por tu largo comentario. Tanto en este como en otro que escribiste en "Fracaso" noto una suspicacia y recelo generales que probablemente vengan de una actitud crítica o pantalla de defensa personal hacia todo. Pues yo te digo que creo en el Mal. En serio. Tengo fe en el Mal y el Horror y el Error y la Miseria y el Fracaso, y la fe se tiene, no se quiere tener; es como un hijo bobo o el equipo de fútbol de tu ciudad, te lo tienes que comer con papas. Creo que la mejor manera de afrontar estos hechos transformadores que están teniendo lugar para personas como tú y yo es no albergar la más mínima esperanza y hacer lo que creamos justo. Como con la Predestinación; las cosas ya están escritas, haz lo que debas hacer. Tengo amigos íntimos yuppies y me caen muy mal los perroflauta anarquistas flipados. Sin embargo creo, por razones diversas, que hay que estar más del lado de los perroflautas que de los yuppies. Esta tarde iré a sentarme con ellos y darle a la cacerola, cuando preferiría mil veces llamar a algún colegui con pelas y pasarme la noche en grande soltando ironías sobre la turbamulta que bala consignas descerebradas y al día siguiente le pide un crédito al banco. Se decía en las "buenas épocas de la revolución" que perderíamos todas las batallas y ganaríamos la guerra. Yo pienso, o siento más bien, que perderemos las guerra y ganaremos alguna batalla. Y esta del 15M, hasta ahora mismo, la estamos ganando por goleada. Que mañana se instale la guillotina en Sol y empiecen a rodar cabezas es otro asunto. En ese momento habrá que disentir. Pero ahora no. Otra cosa que es curiosa cuando ocurren este tipo de manifestaciones sociales es tratar de ver al prójimo como a ángeles, seres sin mácula que reivindican un mundo nuevo. Empezando por nosotros mismos, allí se convocan los mismos borregos autómatas sin alma que vemos cuando vamos en el metro, es la misma gente. Esa pulsión hacia el exceso de virtud jacobina, exigirle a la gente que cambie su ser por unas horas, es precisamente lo que mas quema y desencanta tras la euforia. Esto se acabará o transformará, lo importante es no quemarse y no desencantarse y seguir de cara al enemigo, sí, enemigo. Hay culpables y tienen nombres y apellido. Son seres e instituciones concretas. Gran parte de la clase política y representantes de la banca internacional. La revolución personal es indisociable de la general, porque la infraestructura somos nosotros, las personas.
Respecto a Alemania diré que el articulito anterior estaba solo centrado en Berlin. Casi todo el resto del país es un enorme monstruo capitalista.
En fin, no sé si lo consigo pero me gustaría transmitirte un poco de animo.

Anónimo dijo...

Hola Jose! aki francho
espero k hayas yegado bien a la paz.
estoy d acuerdo con tu comentario y con el del gordo bloom

aqui otro comentario por un sagaz pibillo
del q se puede sacar alguna cosita mas sobre el escurridizo objeto:


http://riograndereview.com/fall-2010/rgr-online/reflexiones-oniricas-baratas-y-cursis-sobre-el-kitsch-the-camp/