Un poco de autobombo. El próximo miércoles día 5 presento en el Espacio Canarias de Madrid (c/Alcalá, 91) las obras que he hecho durante el último medio año, todas bastantes distintas entre sí, abstracciones incluidas.
Según reza la nota de prensa:
"(...)
Lejos de
una concepción estilística unitaria o de un grupo de obra monolítico, la
exposición abre simultáneamente varias
líneas de creación pictórica diferentes entre sí que, pese a todo,
acaban
entrelazándose en un conjunto estético coherente. El carácter
heterogéneo de
las imágenes apuntan a un “reboso” de sentido: es menos importante
conducir las
líneas interpretativas que las obras producen hacia discursos teóricos
estancos
que atender al proceso interno que ha llevado de unos cuadros a otros,
tratando
dilucidar las relaciones mutuas entre ellos"
13 comentarios:
Si nos pones las imágenes de la exposición podríamos hacernos una mejor idea de "reboso"... Gracias
http://www.joseotero.com/index.php?id=43,0,0,1,0,0
Gracias Jose, ya podemos hablar....
Cuando quieras Kevin Jesús. ¿No se podía hablar antes?
Pues claro que se podia hablar antes, porque para hablar casi que no hace falta la pintura. Pero menos mal que tenemos pintura, un buen pretexto para hablar.
Bueno, me alegro. Espero entonces tus comentarios. Para empezar, por ejemplo, que me digas por qué ahora tenemos pintura y antes no.
Me he expresado mal J. Otero, no es que antes no hubiera pintura, que siempre la ha habido, sino que no conocia las "imágenes" de la pintura de "reboso" y ya las he visto. Ahora si puedo hablar de tu pintura. Y también tú puedes hablar de tu pintura.
Aunque habiendo pintura a veces no es necesario hablar, ni siquiera de pintura.
Pero hablemos entonces de pintura.
Dale!
Jajajaja...es que necesito un poco de tiempo para empezar. Lo siento.
¿Y ahora por que te dio por pintar así? ¿por qué dejaste el pichi pichi?
Me alegra que me hagas esa pregunta.
Estoy ahora pintando un poco “así”, porque desde hace más o menos un año y medio me he separado un poco del método que empleaba para generar las imágenes.
Antes me servía de un cuadernillo de campo con dibujitos, anotaciones, textos míos o citas de libros, del cual sacaba los bocetos iniciales de los asuntos que quería pintar. Con esta idea previa hacía una sesión de fotos y seleccionaba los elementos que me interesaban. Después venía la pintura. Por lo general tres o cuatro capas, la mayoría de las veces aplicadas “tipo plotter”, de izquierda a derecha, dadas con aceite en una imprimación de gesso convencional.
Ahora que se me llenó el cuadernillo y que tengo un blog en el que rara vez hablo de pintura o arte, las cosas han cambiado un poco. Los cuadros son derivas de otros cuadros. Unos nacen de otros. El proceso tiene más relevancia que las ideas previas. Si ya en todo lo anterior podíamos ver cierta tendencia al “nomadismo” (“Otero todavía está verde” “Se tiene que centrar un poco más si quiere salir palante”- han dicho por ahí las malas lenguas) ahora la forma de trabajar está aún menos regulada por imposiciones de autor o contenidos externos. Procuro leer en lo que ya tengo hecho, mirando qué vías de desarrollo me ofrece lo que ya está ahí. A dónde me lleva esto, no tengo ni idea. En cualquier caso hacia un día a día en el taller tremendamente divertido. No sé en qué estaré metido el mes que viene.
Como ejemplo puedo explicar la génesis del cuadrito abstracto (Disciplina), que ha suscitado cierta inquietud en la última expo de Madrid. En “Greenscreen” (un cuadro anterior con dos puretas gordas jalándose de los pelos) la violencia banal y la vulgaridad del asunto me llevó a pintar los personajes sin ningún cuidado, irrespetuosamente, lo que terminó desembocando en un ejercicio pictórico menos ligado a la narratividad, a ese “querer contar algo”, más suelto pero al tiempo con unas líneas compositivas predefinidas que había que cuidar para que la imagen se entendiese. Eso me hizo pensar que podría repetir la jugada otra vez, pero sin ningún referente fotográfico o figuras reconocibles. Tracé unas líneas al azar sobre el lienzo blanco y le apliqué la “disciplina”, o sea, lo que hago con cada cuadro, el callo de años de trabajo, la forma común de meterle mano a un cuadro figurativo: empezar con los negros, definir los puntos de luz, meter los tonos medios, integrar el fondo y la figura, redefinir, etc. Esto no es descubrir el Mediterráneo. Es el salto de la figuración a la abstracción que dio Kandinsky, un tipo que no me interesa demasiado, la verdad. Pero bueno, lo que a mí me interese es, en estos momentos, secundario. Ahora que pinto “así”, hago lo que el proceso dicte, un proceso que no debe entenderse como una evolución lineal hacia los postulados de la así llamada pintura-pintura, sino la explotación de varias líneas creativas que se interrelacionan entre sí.
Respecto al pichi pichi te diré que no lo he dejado del todo, sino que lo uso como recurso puntual. Antes le daba mucho al pichi pichi (o pica pica, que le digo yo) porque me permitía crear una estructura texturada con mucha aceite que, una vez seca, dejaba que la última capa “agarrase” más, fuese más absorbente. El problema era que estaba utilizando un tipo de imprimación, gesso (la que viene en la telas que se comercializan por ahí) que no se adecuaba nada al modo que tengo de pintar. Ahora preparo las telas con una emulsión, a lo tradicional (coladeconejo+creta+blanqueador) y curiosamente esto me permite ir mucho más rápido, porque seca antes y me deja el punto de absorción que me gusta. Así ya no tengo que hacer tanto pichi pichi o pintar por capas a lo plotter. Ahora hay zonas tremendamente empastadas y otras apenas con un bañito de disolvente. También he dejado de usar aceite y he vuelto al aguarrás, tóxico que da gusto.
Cielos si parece un Carlos Alcolea.
No he tenido tiempo de poner ningun comentario, pero espero hacerlo en cuanto pueda...
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